Si sufres el “efecto de la primera noche”, esta es la solución Madrugas para coger un vuelo, te encierras en reuniones desde temprano y solo piensas en que acabe el día para poder irte a dormir. Te metes en la cama del hotel, apagas las luces y… nada. No puedes conciliar el sueño. Das vueltas y piensas en lo que tienes que hacer al día siguiente. Miras el reloj: las dos de la mañana y aún no has pegado ojo.
¿Te resulta familiar? Si sueles viajar por trabajo, probablemente sí. Dormir mal la primera noche en un lugar nuevo no es una manía tuya. Es un fenómeno con nombre y explicación científica que, aunque a veces se minimiza, puede afectar al bienestar de quienes viajan con frecuencia.
En este artículo te explicamos qué es el “efecto de la primera noche”, por qué ocurre y cómo afecta a tu cuerpo y mente. Pero no nos vamos a quedar solo en lo malo. Si llegas hasta el final, descubrirás qué puedes hacer para mitigar sus efectos .
Qué es (realmente) el efecto de la primera noche Dormir en un lugar desconocido activa un mecanismo de vigilancia en nuestro cerebro que altera las fases del sueño. Este fenómeno, conocido como “efecto de la primera noche”, ha sido descrito por numerosos estudios en neurociencia del sueño.
Investigadores de la Universidad de Brown, por ejemplo, descubrieron que una mitad del cerebro permanece más alerta durante la primera noche en un entorno nuevo
Con la ciencia en la mano 🔬
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El estudio, publicado en Current Biology, demostró mediante resonancias magnéticas que el hemisferio izquierdo del cerebro mostraba mayor actividad en fase NREM cuando los participantes dormían por primera vez en un nuevo lugar.
Este patrón de sueño asimétrico se considera un sistema de defensa evolutivo . Nuestros antepasados necesitaban permanecer vigilantes en nuevos territorios para detectar amenazas potenciales. Y, aunque hoy dormimos en entornos seguros, ese sistema de alerta sigue activo.
Por qué ocurre el efecto de la primera noche Las causas son tanto biológicas como ambientales . El cerebro, para poder desconectarse, necesita reconocer el entorno como “seguro y familiar”. Cuando eso no ocurre, mantiene una parte activa.
El problema es que muchos alojamientos (especialmente hoteles ) no ayudan a generar esa familiaridad por factores como…
Decoración neutra. Iluminación artificial. Temperatura distinta a la que tenemos en casa. Ruidos impredecibles del pasillo o de la calle. Además, es difícil mantener rutinas personales en espacios genéricos : no puedes controlar horarios, cocinar lo que te apetece o trabajar en un entorno cómodo . Todo ello contribuye a mantener al cerebro en un estado de alerta que impide un descanso reparador.
Cómo afecta a los profesionales que viajan Cuando este mecanismo se activa, el sueño pierde profundidad . Se reducen las fases N3 (sueño profundo) y REM (fase clave para el descanso mental y emocional). Aumentan los microdespertares y la sensación de “haber dormido, pero no descansado”.
Los síntomas más comunes al despertar tras una mala primera noche incluyen:
Fatiga física persistente. Irritabilidad o bajo estado de ánimo. Disminución de la capacidad de concentración. Dificultad para resolver problemas o tomar decisiones. Si viajas frecuentemente por trabajo, este efecto puede repetirse constantemente, provocando un desgaste invisible que afecta directamente a tu rendimiento y bienestar.
Cómo mitigar el efecto de la primera noche Afortunadamente, no todo está perdido. Aunque el efecto es natural, puede mitigarse con buenas prácticas y decisiones conscientes . Exploremos algunas.
Si no puedes elegir tu alojamiento… Cuando no tienes control sobre dónde duermes, puedes intentar llevar contigo elementos que transmitan familiaridad :
Una almohada o camiseta con tu olor. Una pequeña luz ambiental que imite la de tu dormitorio. Aromas familiares. Una playlist suave o ruido blanco. Todo esto ayuda al cerebro a reconocer señales de tranquilidad y reducir el estado de alerta. Además (y esto no solo cuando duermes fuera de casa) es aconsejable evitar las pantallas y comidas pesadas justo antes de acostarte.
Si puedes, elige bien dónde dormir El tipo de alojamiento influye profundamente en cómo descansamos. No se trata solo del colchón, sino de la capacidad que tienes para reproducir tu rutina diaria.
Un entorno en el que puedes adaptar luz, temperatura, espacio y ritmo facilita al cerebro bajar la guardia. La posibilidad de preparar tu comida , trabajar en una mesa cómoda o simplemente sentarte en un sofá acogedor genera una sensación de control fundamental para dormir bien.
Apartool: tu mejor elección contra el efecto de la primera noche Los apartamentos gestionados por Apartool están diseñados para generar desde el primer día una sensación real de hogar . Justo lo que tu cerebro necesita para descansar sin activar el “modo vigilancia”.
Dependiendo de tus necesidades, Apartool ofrece espacios equipados con:
Cocina completa. Zona de trabajo ergonómica y separada de la cama. Mobiliario acogedor, decoración cuidada y sin frialdad hotelera. Entornos silenciosos y buena conexión a internet. Servicios como limpieza semanal y atención 24 h. Al poder establecer tus rutinas (comer como de costumbre, trabajar en tus horarios o relajarte como lo harías en casa) tu cerebro baja la guardia . Y, al hacerlo, duermes mejor desde la primera noche. No necesitas adaptarte a un espacio ajeno: el espacio se adapta a ti.
El descanso como parte de tu éxito profesional Descansar bien ya no es solo una cuestión de salud. Es una herramienta de productividad , especialmente para quienes se mueven constantemente por trabajo.
Tu claridad mental , tu capacidad de tomar decisiones y tu estado emocional dependen en gran parte de cómo has dormido la noche anterior. Si viajas y no descansas bien, estás limitando tu potencial sin saberlo.
Pero el efecto de la primera noche no es una condena inevitable. Es un fenómeno comprensible, previsible y gestionable. Con las estrategias y el alojamiento indicados , como has visto, puedes transformar tu forma de dormir lejos de casa.